Dubái es ese destino que parece salido de una película de ciencia ficción: rascacielos que desafían la lógica, centros comerciales del tamaño de una ciudad y experiencias que van desde esquiar bajo techo hasta caminar por mercados tradicionales llenos de especias. Para quienes se preguntan qué hacer en Dubái en su primera visita, la ciudad ofrece una mezcla única de modernidad, tradición y aventura.
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La imagen más icónica de Dubái es, sin duda, el imponente Burj Khalifa, el edificio más alto del planeta. Subir a su mirador en el piso 148 es algo que hay que vivir al menos una vez. Desde allí se puede apreciar no solo la extensión urbana, sino también el desierto que rodea la ciudad. Las entradas para ir al Burj Khalifa se reservan online y conviene hacerlo con antelación, ya que los horarios más populares suelen agotarse rápido.
Además, la base del Burj Khalifa está conectada con Dubai Mall, uno de los centros comerciales más grandes del mundo, donde se encuentra desde un acuario gigantesco hasta zonas para patinar sobre hielo.
Uno de los planes más recomendados para quienes buscan qué hacer en Dubái fuera del ámbito urbano es el clásico safari por el desierto. Esta actividad combina velocidad, cultura y gastronomía en una sola tarde. En general, incluye un recorrido en 4x4 por las dunas, demostraciones de cetrería, paseos en camello, tatuajes de henna y una cena tipo bufet con espectáculo en un campamento beduino.
Existen distintas versiones del safari según el nivel de aventura que se desee: desde opciones premium con traslados privados hasta experiencias más accesibles para quienes viajan con presupuesto limitado. Esta es, sin duda, una forma increíble de conocer el lado más auténtico de la región.
Global Village es una de las propuestas más sorprendentes para disfrutar en familia, en pareja o incluso viajando solo. Este parque temático cultural combina entretenimiento, gastronomía y compras de todo el mundo en un mismo lugar. Más de 90 países tienen presencia a través de pabellones donde se pueden probar comidas típicas, comprar artesanías y ver shows representativos.
La entrada es muy accesible y se recomienda visitarlo por la tarde-noche, cuando el clima es más agradable. El parque suele abrir entre octubre y abril, por lo que conviene revisar fechas si se planea viajar fuera de ese rango.
Dubái no es solo rascacielos y centros comerciales. Para quienes desean entender mejor la cultura local, la Mezquita de Jumeirah es uno de los pocos templos que permite el ingreso de no musulmanes. Además de su belleza arquitectónica, ofrece visitas guiadas con explicaciones sobre el islam, la vida cotidiana en Emiratos y tradiciones del país.
Para quienes disfrutan de paseos tranquilos y con un toque histórico, una gran opción es navegar en abra por el Dubai Creek, el canal natural que divide la ciudad antigua de los nuevos desarrollos. Este recorrido permite ver de cerca los zocos de oro y especias, recorrer mercados tradicionales y apreciar cómo era Dubái antes de su transformación moderna.
El contraste entre las construcciones del casco antiguo y los edificios futuristas del otro lado es parte del encanto. Esta experiencia se complementa perfectamente con una caminata por el barrio de Al Fahidi, donde se encuentran casas antiguas, galerías de arte y el Museo de Dubái, ideal para entender la evolución del emirato.
Si te quieres mover cómodamente, puedes rentar un auto o incluso ver opciones de bus, tren o ferry.
En resumen, qué hacer en Dubái va mucho más allá de visitar sus atracciones más famosas. Es una ciudad que ofrece actividades para todos los gustos: desde quienes buscan lujo y compras, hasta quienes prefieren cultura, naturaleza o experiencias locales. Subir al Burj Khalifa, vivir un safari por el desierto, visitar Global Village o simplemente caminar por los mercados del casco antiguo son algunas de las mejores cosas que hacer en Dubái para tener una visión completa de este destino tan particular.